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                     “RESILIENCIA, El trascender de la experiencia  ·  Estrategias psicosociales para la potenciación individuo – comunidad”






           en el sistema-mundo. De esa manera, las acciones instrumentadas como respuesta ante el
           poder que los oprime tendrán mayor eficacia. Dado que una comunidad fragmentada y sin
           conciencia de su ser colectivo tiene pocas posibilidades de salir avante en las formas de re-

           sistencia que practique, la táctica es forjar la unión y la pertenencia; fomentar el sentirse y
           hacerse un nosotros para la lucha.



           Derivado de lo anterior, el fortalecimiento de los sistemas de organización y participación
           comunitarias se presenta como una de las formas de subsistir a pesar de las vicisitudes y en
           medio de los embates del capitalismo voraz que intenta desaparecer a los pueblos originarios.
           Aquí, la labor del psicólogo no es la de generar o impulsar nuevas formas de organización
           comunitaria, sino fortalecer las existentes y maximizar su potencial. Esto es así porque los

           originarios cuentan ya con un amplio repertorio de formas de participación social –como la
           faena, el tequio y la minga– y política –como los Caracoles, las asambleas comunitarias y las
           Juntas de Buen Gobierno–, entre otras. Todas ellas tienen la virtud de sustentarse sobre rela-

           ciones horizontales, incluyentes, colectivas y democráticas.


           Empero, existen pueblos originarios cuya forma organizativa no ha madurado su aparato polí-
           tico en referencia a la red de relaciones que construye. Algunos pueblos mantienen sus luchas
           aisladas y únicamente dependen de sus formas internas de organización. Ésta es una opor-

           tunidad para que el psicólogo coadyuve a tejer la lucha con la unión y organización de otros
           pueblos vecinos. Asimismo, es importante resaltar que, si bien los pueblos originarios son ca-
           paces de convocar multitudes y generar acciones participativas y comprometidas cuando se

           trata de sus fiestas patronales y la reproducción del ciclo festivo, no sucede así cuando buscan
           resolver un problema que afecta a la comunalidad. Por consiguiente, sería importante que es-
           tas mismas formas de organización y estructuras de participación cultural fueran utilizadas
           en el ámbito político, de manera que se maximicen los recursos de la comunalidad para el
           bien colectivo.



           Finalmente, resta decir que la propuesta de acción del psicólogo social comunitario aquí desa-
           rrollada pretende ser un referente para reflexionar sobre nuestro quehacer con, para y desde

           los pueblos originarios. Es necesario reconocer que los procesos de resistencia comunitaria se
           desarrollan en diferentes formas, de acuerdo con los recursos existentes y las respuestas a
           las formas de dominación particulares impuestas a cada comunalidad. Más que un recetario
           sobre nuestras posibilidades de acción como psicólogos sociales comunitarios en dichos pro-
           cesos, esta disertación ha buscado plantear nuevas posibilidades de ejercicio profesional con

           posturas ética y política comprometidas a favor del cambio y la transformación social que
           requieren los pueblos originarios. También persigue esbozar una nueva línea de investigación
           que nutra el aparato teórico-conceptual de la psicología social comunitaria y que responda a

           los interrogantes que surgen desde nuestras realidades. El fin último es promover la proble-
           matización de las formas de resistencia comunitaria emprendidas por los pueblos originarios en
           compañía de agentes externos.
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