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“RESILIENCIA, El trascender de la experiencia · Estrategias psicosociales para la potenciación individuo – comunidad”
solución o alternativa ante los posibles conflictos sociales derivados de las relaciones asimé-
tricas de poder.
La perspectiva de Molina puede resultar insuficiente, ya que es necesario considerar que la re-
sistencia comunitaria no sólo existe ante un conflicto, sino que puede aparecer frente a procesos
de dominación no necesariamente conflictivos; por ejemplo, al hablar de los pueblos indígenas,
Bonfil (1987) señala que el arraigo de las comunalidades a elementos culturales propios puede
ser una forma de resistencia, pues desde ese espacio de recuperación se ejerce una oposición
a los procesos de imposición cultural civilizatoria. Aquí, la resistencia no se esboza como la
transformación de un conflicto, sino como la necesidad de sobrevivir por parte de una cultura.
Es el rescate de las identidades y saberes propios de un grupo étnico. En este caso, el dominado
resiste en la medida en que preserva los contenidos concretos de su cultura autónoma.
El planteamiento de Molina, al comprender la resistencia comunitaria desde la transforma-
ción de conflictos, puede resultar limitante ya que, en algunos casos, es necesario mantener el
conflicto para dinamizar el cambio y la transformación social. Al respecto, las observaciones
de Apodaka y Villareal (2009) aportan nuevas perspectivas para el concepto de resistencia a
partir de la obra de Bourdieu. Según la interpretación de dichos autores, Bourdieu, (a diferen-
cia de Molina) plantea dos acepciones de resistencia que no reposan en la visión estratégica
de resolver conflictos, sino en las relaciones de dominación. Sin embargo, se trata de dos acep-
ciones disímiles. La primera se refiere a la resistencia epistemológica de aquellos que gozan
de algún capital para admitir sus privilegios. De acuerdo con esta acepción, resistir es negar la
verdad que incomoda. Mientras, en la segunda, resistir es responder a la dominación; de ahí
que la resistencia pueda ser concebida como la capacidad de crítica y análisis sobre aquellas
condiciones e imposiciones que nos afectan y, al mismo tiempo, como una facultad para ac-
tuar desde una posición crítica.
Si se acepta la interpretación de la resistencia como respuesta a la dominación, se podría pen-
sar que la posibilidad de reacción de los sujetos colectivos depende de la conciencia crítica
que tengan sobre el papel que ocupan en el mundo y sobre cómo se relacionan las diversas
fuerzas sociales, para identificar las determinantes que subyugan de conformidad con las
diversas maneras de dominación. Cabría aquí ampliar el análisis de los sujetos no sujetados,
ejercicio que les posibilita tomar y ser parte de una acción colectiva si y solo si se reflexiona
desde una perspectiva histórica de lo que hemos sido y lo que somos, para enfatizar lo que
queremos ser. Así, la crítica de las determinantes que condicionan el existir dominado se ex-
tendería hacia la poiesis como capacidad de crear un proyecto de vida comunitario. Al respec-
to, Jaramillo propone que:
La resistencia no sea sólo una forma de confrontación a un ejercicio dominante de la política
o de la cultura. Es también la construcción de proyecto de vida y de sociedad. Es la apuesta
por hacer emerger, desde las raíces de la vida comunitaria, procesos culturales que afirman
el deseo de transformación y el derecho a que el mañana pueda estar en manos de los hasta
hoy olvidados por siempre. (2005, p. 29)
Para la psicología social comunitaria, el aporte de Jaramillo radica en que la concepción de
resistencia, como respuesta a la dominación, es trascendida en la medida en que el pasado,

