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“RESILIENCIA, El trascender de la experiencia · Estrategias psicosociales para la potenciación individuo – comunidad”
resistencia en las sociedades disciplinarias y de control. Él explica que siempre que se presen-
ta una relación de poder, concurre a la par la probabilidad de la emergencia de la resistencia.
De esto deriva la idea de que no se está aprisionado por el poder, pues existe, bajo determina-
das circunstancias, la opción de transformar su dominio en pos de una estrategia loable. Por
ello, Giraldo argumenta que, para Foucault, la resistencia es creativa y productiva:
Tanto la resistencia como el poder no existen más que en acto, como despliegue de rela-
ción de fuerzas, es decir, como lucha, como enfrentamiento, como guerra; no es solo en
términos de negación como se debe conceptuar la resistencia, sino como proceso de crea-
ción y de transformación.(2006, p.117)
En efecto, para Foucault (1977), la resistencia sólo puede existir en el campo estratégico de
las relaciones de poder. Tal poder no descansa ni desciende de un solo centro de la estructura
social, sino que se halla difuminado y se manifiesta en cada una de sus relaciones parciales.
La resistencia se vuelve capacidad creadora, práctica de libertad y fuerza en movimiento que
se construye como potencia transformadora. Siguiendo la anterior línea de pensamiento, Gi-
raldo refiere que:
Existe una relación entre vida, resistencia y creación, pues es en el interior de las relaciones
estratégicas que se encuentran las fuerzas que resisten y que crean. Lo que resiste al poder,
a la fijación de las relaciones estratégicas en relaciones de dominación, a la reducción de
los espacios de libertad en el deseo de dirigir las conductas de los otros, hay que buscarlo en
el interior de esta dinámica estratégica. Es en este sentido que la vida y lo viviente devienen
“materia ética” que resiste y crea a la vez nuevas formas de vida. (2006, p.117)
A la par de los aportes de Foucault y Giraldo, surge un cuestionamiento que permite articu-
lar la comprensión de la dimensión psicosocial de la resistencia y su relación con el poder y
la comunidad. Por tanto, es pertinente problematizar ¿quién ejerce la resistencia? Para res-
ponder a dicha interrogante, es necesario superar las visiones reduccionistas de la resisten-
cia que la consideran como un mero acto que ejerce un individuo partiendo de la necesidad
de defenderse del reconocimiento consciente de impulsos internos que son percibidos como
inaceptables o amenazantes, o bien sobre la reacción creativa ante condiciones ambientales
desfavorables. Más bien, la resistencia, que aquí se aborda refiere a la posibilidad de que una
persona, grupo o colectivo opongan un cuerpo o una fuerza a la acción o a la violencia de otro.
Dicha fuerza puede estar guiada por posturas meramente individuales que incitan a la acción
o por aquellas sustentadas en motivaciones que reposen en el bien común. Ello significa que
la resistencia comunitaria yace en un sujeto colectivo que la ejerce. Por lo tanto, debe ser ana-
lizada desde la psicología social comunitaria.
Así, desde una perspectiva psicosocial, Molina señala que la resistencia comunitaria es “una
estrategia a través de la cual se pueden transformar conflictos e intervenir sobre los efectos
de las asimetría del poder impuestos a determinados actores, procesos y condiciones comu-
nitarias” (2005, p.73). El punto nodal de la discusión que sostiene el autor es que la estrategia
puede entenderse como el conjunto de acciones planificadas sistemáticamente, en el tiempo
en que se llevan a cabo, para dirimir un conflicto. Refiere a la acción de participar o tomar
parte activa en el cambio de las relaciones de poder. Entonces, la resistencia se presenta como

