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“RESILIENCIA, El trascender de la experiencia · Estrategias psicosociales para la potenciación individuo – comunidad”
Lo que permite adquirir recursos valiosos, derechos básicos y lograr objetivos de vida. La an-
terior definición se base en lo planteado por (Rappaport, 1987; Maton 2008 & Lindsay, Wilk,
Paul&Speer 2011).
El empoderamiento puede ser analizado a partir de cuatro componentes: como valor, como
proceso y en un contexto y en diferentes niveles del agregado social (Silva y Loreto, 2004).
Como Valor: Da relevancia a los aspectos positivos del comportamiento humano, fomentando
las capacidades y el bienestar. Más que un abordaje a partir del déficit y las limitaciones. Zim-
mermar (2000) y Rappaport (1988), han resaltado la importancia que la comunidad tiene para
resolver problemáticas, y el rol de facilitador de los profesionales que desde esta perspectiva
deben trabajar mancomunadamente con la comunidad.
La segunda postura teórica del empoderamiento, es donde se asume como un proceso que
implica lo cognitivo, afectivo y conductual, dos instancias el proceso en sí y los resultados que
se interrelacionan y se dan a nivel de la organización en donde un proceso puede implicar
toma de decisiones colectiva, y liderazgo compartido. El resultado, incluirían el crecimiento
de la organización o el apalancamiento político. En el nivel individual, las habilidades para la
movilización de recursos, el control percibido, la resolución de problemas, entre otros. Para lo-
grar dichos metas se requiere de la participación, a través de lo cual se puede tener un mayor
acceso a los recursos, y además la comprensión del entorno sociopolítico (Perkins&Zimmer-
man, 1995).
En dichos términos es importante considerar que no se trata de realizar diferenciaciones ta-
jantes entre proceso y resultado, concebirlo desde la funcionalidad, su complejidad y los cam-
bios permanentes suscitados en las personas implicadas en el proceso de empoderamiento
(Silva & Loreto, 2004).
A su vez, al hablar de empoderamiento también se deben tratar otros aspectos como el con-
texto, y que para Maton y Salem (1995), las funciones de las estructuras institucionales son
fundamentales como facilitadores de un sistema de confianza entre las personas, liderazgo
y un escenario que permite la ejecución de múltiples roles, configurándose en un sistema
de apoyo social. A partir de ello, se considera que no existen un único contexto, estos varían
conforme las culturas, las normas y oportunidades de empoderamiento (Foster- Fishman et
al, 1998)
Para Zimmerman (1995), el empoderamiento, tiene dos componentes el intrapersonal y el in-
teraccional: el primero corresponde a la forma en que las personas piensan sobre sí mismos
y sus capacidades para intervenir con éxito en el mundo, e incluye conceptos como el con-
trol percibido, autoeficacia y competencia percibida. Y el interaccional se entendería como la
capacidad de una persona para desarrollar una comprensión crítica de las fuerzas que dan
forma a su entorno (Lindsay, Wilk, Paul&Speer 2011). Este alude a un nivel individual, e incor-
pora un sustrato cognitivo y comportamental, el primero corresponde a las destrezas analí-
tica para resolver problemas y el segundo a realizar acciones y actividades de la comunidad
(Zimmerman, 2000).

