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                     “RESILIENCIA, El trascender de la experiencia  ·  Estrategias psicosociales para la potenciación individuo – comunidad”





           La importancia del diálogo y de las vivencias para promover la resiliencia y

           el fortalecimiento en la acción comunitaria



           Se comprende la Psicología Comunitaria como un área de la Psicología Social de la Liberación.
           Ella objetiva la profundización de la conciencia con relación al modo de vida personal y de
           la comunidad. Se entiende la centralidad del proceso de construcción de personas que viven

           en las comunidades y también de los psicólogos y las psicólogas como sujetos de la realidad
           (Góis, 2005a). De la misma forma en que se construyen actuaciones dirigidas al fortalecimien-
           to de la identidad personal y comunitaria, concientización, desarrollo comunitario y movili-
           zación social de los habitantes, se entiende que esas consecuencias sólo ocurren si existe el
           diálogo y la vivencia en la actuación.



           Hay algunas orientaciones para desarrollar el diálogo y la vivencia de una manera crítica. Así,
           primero, según Martín-Baró (1998), debe ocurrir el alineamiento epistemológico, conceptual y

           práxico, necesario al saber psicológico con vistas a la liberación. Epistemológicamente y con-
           ceptualmente, el psicólogo y la psicóloga debe atenerse de forma crítica a las cadenas ideo-
           lógicas y materiales de opresión y las potencialidades existentes en las realidades en las que
           se propone intervenir. En el ámbito práxico, sería imprescindible construir acciones conjuntas
           de forma cooperativa y democrática, abarcando los deseos y la realidad histórica de los indi-

           viduos, estando revestidos de un carácter ético.


           Para que esto ocurra, en la actuación comunitaria se prioriza el conocimiento de las condiciones

           psicosociales del modo de vida del lugar que impiden y que potencian a los moradores a conver-
           tirse en sujetos de sus historias, entendiendo que la realidad material establece relaciones direc-
           tas con el funcionamiento del psiquismo (Vygotsky, 1984; Leontiev, 1979). Así, para desarrollar
           una intervención comunitaria, es necesario: participación objetiva y subjetiva en el cotidiano de
           la comunidad y la convivencia con el pueblo del lugar / comunidad, dirigiendo especial atención

           a los procesos interactivos y comunicativos y alejándose de prácticas tuteladas e impositivas. Es
           decir, es necesaria la real inserción comunitaria por medio de la vivencia (Araújo, 1999).



           El compromiso social en construir cooperativamente, dialógica y democráticamente con los
           sujetos locales tiene que ser una directriz no sólo de ámbito académico y profesional, sino
           situada, igualmente, a nivel personal (Montero, 2008). Es importante que el agente externo
           esté por entero en la realidad social que actúa y junto con los individuos que forman parte de
           la acción. Se inserta, con ello, aspecto pedagógico inherente a la acción facilitadora, pues es

           preciso abordar la realidad en un proceso de investigación que genera nuevos conocimientos
           sobre la comunidad mediante la adopción de posturas participativas y dialógicas.



           En Psicología Comunitaria, los caminos para el cambio social en el territorio comunitario
           son asegurados a través del análisis y de la vivencia de la actividad comunitaria (Góis, 1994,
           2005) como fundamento metodológico. Se trata, pues, del Método Dialógico Vivencial (MDV)
           (Rebouças Júnior & Ximenes, 2010), que centraliza el diálogo y la vivencia como elementos
           básicos para los procesos de facilitación comunitaria. La efectividad de los fundamentos del

           MDV incide en una mayor apertura vivencial, una comprensión y vinculación con la dinámica
           comunitaria, con el grupo y con los sujetos locales involucrados, proporcionando una postura
           relacionada con las vivencias epistemológicas y ontológicas.
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